Reflexiones sobre la interpretación: dando los primeros pasos con dos primeras reflexiones
El ego y la importancia de la lengua materna
En este artículo voy a hablar sobre las primeras impresiones que tengo de esta profesión tan maravillosa y que ahora es la mía.
La primera reflexión me surgió hace unas semanas en casa de unos amigos, cuyo hijo de cinco años no hacía más que corregirnos constantemente cuando decíamos palabras que él tiene expresamente «prohibidas». La verdad es que el niño tenía razón, y por tanto, intentábamos corregirnos en el momento. Esto me llevó a pensar en cómo nos tomamos en general las correcciones. A nadie nos molestó especialmente que nos corrigiese un niño pequeño y nos dimos cuenta de que debemos hacer las cosas mejor para ser un ejemplo.
Desde luego interpretando somos observados, escuchados y ahora que somos estudiantes, corregidos constantemente por profesores y nuestros compañeros. Esta corrección es fundamental para que la producción sea correcta, tanto desde el punto de vista de la gramática, como del contenido. Es decir, estamos bastante expuestos. Ahora no nos jugamos nada, el día de mañana será un cliente que perderemos si no lo hacemos con un altísimo nivel de calidad.
Y me he dado cuenta de que para ser un buen intérprete se necesita una dosis bastante alta de humildad, puesto que estamos muy expuestos, y muchas veces, no somos conscientes de los errores que cometemos. Por lo tanto, siempre hay que estar abierto a mejorar, aunque la corrección venga de un niño.
El ego debe dejarse en casa cuando se interpreta, no sólo porque uno está muy expuesto, sino porque hay que escuchar al orador, no sólo con el oído, sino con todo el cuerpo. Puesto que no hablamos nosotros, sino el orador. Somos sólo los transmisores de un mensaje.
La escucha activa es un elemento clave a la hora de realizar una buena interpretación. No sólo se escuchan palabras, también el tono y el timbre del orador y el contexto han de «respirarse», y para ello, uno ha de salir de sí mismo y centrarse en el otro. Las interpretaciones que más me han gustado, curiosamente son las producidas por intérpretes que saben escuchar muy bien en una conversación fuera de cabina.
Mi segunda reflexión es sobre la importancia de la corrección de la lengua a la cual se interpreta. En mi caso, normalmente será el castellano, y me he dado cuenta de que expresarse correctamente en castellano es algo que damos por sentado a menudo. A mí personalmente me apasionan los idiomas e intento leer todo lo que puedo en mis lenguas de trabajo. A parte de la prensa diaria, intento leer revistas sobre mis aficiones o literatura clásica en otras lenguas.
Sin embargo, durante mis estudios de interpretación, me he dado cuenta de que he descuidado mi formación en castellano. Es importante seguir leyendo prensa y literatura en castellano, pero también se debe continuar la formación con la lectura de temas más técnicos que nos exijan un vocabulario y construcciones gramaticales a los que normalmente no estamos acostumbrados. Hay que recordar que el castellano es menos conciso que el inglés, sobre todo en temas muy técnicos. Invertir en una gramática castellana también es muy interesante, ¡no hay que dar ningún tiempo verbal por hecho!
Estas son mis dos primeras reflexiones, en breve habrá más.
Eva Escrihuela
Estudiante de Interpretación de Conferencias
Deja una respuesta