Autora: Pauline Junca
Este año, haciendo prácticas en las oficinas de Mondo Agit en Madrid, me crucé con una oportunidad que no esperaba, pero me estoy adelantando, dejad que os cuente.
Entre mis responsabilidades estaba la de coordinar encargos de PerMondo, la iniciativa de Mondo Agit que ofrece traducciones gratuitas a asociaciones. Un buen día, una asociación nos escribió solicitando ayuda para un evento en Corea… no dudé en ofrecerme.
La ONG CIJOC (Coordinación Internacional de la Juventud Obrera Cristiana) estaba buscando intérpretes voluntarios para su 9o Consejo Internacional en Corea del Sur en agosto de 2016.
2 meses después estaba sentada en el avión, dirección a Seúl. Corea del Sur no era un país donde pensaba ir algún día en mi vida, así que fue un viaje literalmente al desconocido. La estancia fue estupenda. Los intérpretes y las delegaciones internacionales de la ONG, nos quedamos en el mismo edificio para dormir, comer y asistir a las conferencias. El ambiente era muy relajado, los coreanos mostraron que son gente muy simpática y cuidaban del bienestar de cada uno. Para numerosas personas de las delegaciones, representaba el primer viaje fuera de su país o de su ciudad, con lo cual fue un verdadero enfrentamiento de cultura.

Mercado de Namdaemun, en el centro de Seúl
Conocí a gente de China, República Dominicana, Corea del Sur, Uganda, Malawi, Paraguay, Congo, Italia, Inglaterra, Madagascar, y de otros países del mundo. Cada una de las delegaciones lucha por un trabajo decente de los jóvenes y por los derechos humanos, de maneras diferentes en su propio país, y a través de acciones o leyes.
Durante las conferencias, intercambiaban sobre varias experiencias para poder volver a su país con nuevas ideas y soluciones a algunos problemas. Siendo una joven empezando en el mundo laboral, pues no siendo una intérprete profesional, la conferencia fue muy interesante de escuchar e interpretar.
Fuera del marco educativo de la universidad, sólo había trabajado como intérprete dos veces en mi vida. Por eso, ir a Corea del Sur, y pues trabajar otra vez en un ámbito profesional durante dos semanas, fue un verdadero desafío.
En cuanto al hecho de interpretar, hice interpretación simultánea en cabina y con equipo InfoPort del inglés y español al francés, interpretación consecutiva y susurrada en grupos de trabajo del inglés y español al francés y interpretación de enlace con los tres idiomas también.
La conferencia trataba del trabajo decente para todos. Nosotros, los intérpretes, teníamos que respetar también nuestros horarios fijos (trabajando entre 8 y 9 horas al día), aunque las delegaciones no hubieran terminado de debatir sobre todos los temas del día. Varias veces, tuvieron que seguir con la conferencia pero sin intérpretes y me sorprendió mucho el número de personas que empezaron a entender la importancia de un intérprete en este tipo de conferencia.
Tomaron conciencia de que un intérprete no solamente habla, sino que permite la comunicación entre dos personas, dos culturas diferentes y permite debatir sobre temas importantes.
Sin el intérprete, el mensaje no se transmite. La mayoría de las personas se dieron cuenta de que cuando hablaban 30 minutos o una hora más que en el horario previsto, no respetaban el trabajo y los derechos de los intérpretes.
El tema principal del Consejo Internacional del Trabajo Decente para los jóvenes tomaba todo su sentido y los participantes de la conferencia se dieron cuenta de que hablar de acciones internacionales o nacionales no basta si no respetas tus principios y no pones en práctica tus ideas con gente de tu propio entorno.

Interpretando en cabina en la sala de conferencias
Por fin, Seúl es una ciudad de los extremos. Por un lado, se pueden ver rascacielos con pantallas enormes difundiendo/que retransmiten anuncios para operaciones de cirugía estética o nuevos gadgets Samsung; y, por otro lado, están templos y palacios reales muy antiguos que se conservan muy bien. Los coreanos pues son un pueblo moderno y a la vez muy orgulloso de sus tradiciones.
El respeto hacia las personas mayores es muy importante. Los zapatos se quitan cuando uno entra en una casa o en un restaurante. Asimismo, una pequeña anécdota, dado que vivíamos y trabajábamos en el mismo edificio y no se podían llevar los zapatos dentro, llevábamos todos las mismas zapatillas. Así, cada mañana íbamos a la sala de conferencia llevando las mismas zapatillas como si fuéramos a dormir.
Esta experiencia ha sido muy enriquecedora, me ha permitido mejorar mi nivel de interpretación y confirmar mi proyecto profesional de trabajar como intérprete de conferencia.
Me ha encantado colaborar con PerMondo y ayudar a ONG con las traducciones y a jóvenes traductores a adquirir la práctica para convertirse en traductores y/o intérpretes profesionales.
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