Este sábado 25 de mayo de 2013 será un día memorable para el movimiento internacional de lucha contra la compañía de semillas agro-químicas Monsanto: ¡Cerca de 2 millones de personas, en 436 ciudades de 52 países, han salido a las calles para declarar su rechazo a los organismos genéticamente modificados y al modelo de agricultura industrial que tratan de imponer la empresa de St. Louis (Misuri, Estados Unidos) y sus consorcios Syngenta, Bayer, Dow y Dupont!
Las exigencias no son nuevas y las luchas son numerosas en todos los continentes, pero este 25 de mayo es único ya que millones de personas se han levantado juntos para defender su derecho a una alimentación sana, a la protección del medio ambiente y al respeto de la salud. Toda esta gente se ha unido para reclamar que un puñado de multinacionales ávidas de beneficios no acaparen su patrimonio común, la tierra, las semillas y todos los conocimientos tradicionales de los campesinos.
Por iniciativa de la marcha mundial contra Monsanto, había sólo un puñado de ciudadanos estadounidenses consternados por el establecimiento de la «Monsanto protection Act» en abril de 2013, una ley perversa que coloca a Monsanto por encima de los tribunales y de los estadounidenses para decidir el cultivo de sus productos transgénicos.
Tami, una de las activistas estadounidenses, afrimó: «Lo que estaba en juego era la protección de mis dos hijas ya que Monsanto amenaza la salud de toda su generación. No podía quedarme sentada sin hacer nada esperando a que otros actuaran en mi lugar.» ¡En un lapso de dos meses, estos activistas iniciadores de la marcha lanzaron una consigna en Internet y en las redes sociales: «¡Unámonos contra Monsanto este 25 de mayo!»
La manifestación «auto-convocada»
Rápidamente la iniciativa de Occupy Monsanto (Ocupemos Monsanto) se hizo eco por todo el mundo a través de esferas de influencia que practican la horizontalidad y la descentralización, siguiendo el estilo de los Indigné(e)s (los Indignados/as). Su única bandera de adhesión es: la voluntad de organizarse y de reunirse. Esta es la primera manifestación «auto-convocada», al más puro «do it yourself» («hágalo usted mismo») tanto en esencia como en línea de acción.
Para Ben, co-organizador de la marcha de Bruselas: «la manifestación se formó completamente sola, por cierto, yo me uní tarde, pero para cada uno de nosotros era natural hacerse cargo del asunto. ¡Se trataba de dar el empujón inicial y no de entregar una manifestación ya hecha!»
Estelle, una de las co-organizadoras de la sentada en París, hablaba el sábado también en este sentido: «Louise, Amande y yo nos hemos enterado de este proyecto a través de las redes sociales y nos propusimos desarrollarlo de manera espontánea y solidaria. No nos conocíamos, solas nos sentíamos impotentes, cada una por su lado, éramos principiantes, pero al final se pudo realizar todo eso!»
Un sentimiento de impotencia superado rápidamente gracias a las personas que acudieron espontáneamente para proponer compartir sus conocimientos, unos su genio artístico y su dominio del grafismo, otros su destreza para comunicarse con afecto, su conocimiento de los antecedentes de la cuestión de Monsanto y sus alternativas o incluso proponiendo material y colaborando.
Lo mismo ocurrió en varias ciudades de Francia y hasta en los territorios franceses más alejados de ultramar. Si no había suficientes voluntarios para formar una manifestación, estaba a su disposición un folleto redactado en opensource para sensibilizar a los ciudadanos de su localidad.
En esta manifestación abierta, cada uno podía ir a echar una mano en la medida de sus posibilidades, sin presión, ni obligación de resultados, pero con la firme intención de participar para hacerse escuchar. Obviamente se cometieron fallos, errores de comunicación y tentativas de recuperación, pero aquí cada uno aprende haciendo las cosas y la imperfección se convierte en la marca de fábrica. ¡Basta con ver el esfuerzo de creatividad desplegado en los carteles, las canciones y los sketchs, y a los fotógrafos aficionados fotografiando a esa multitud abigarrada y voluntaria para darse cuenta de que todos compartían, indiscutiblemente, este espíritu común de lograrlo juntos!
La voluntad de lograrlo juntos
Una sola motivación para todos: cualesquiera que fueran los medios a disposición, el grado de conocimiento del tema o la experiencia en este combate, nosotros los ciudadanos íbamos a actuar, reunirnos y asumir nuestra responsabilidad participando en la lucha internacional contra Monsanto. ¡Se trataba también de reivindicar nuevos derechos para todos y permitir la llegada de un modelo alternativo agro-ecológico que respetara la vida!
Ya no había ni estructura jerárquica ni marco de discurso, a no ser el respeto del ciudadano, su derecho a expresarse y a una información independiente. Una consigna coreada por la multitud reunida en la plaza de Trocadero, en París, que reafirmaba todas sus exigencias: «nosotros, ciudadanos responsables y alertas» seguida de «exigimos el establecimiento de una prórroga de las importaciones y de los cultivos OGM; exigimos la toma en consideración de los estudios independientes sobre el impacto sanitario de la industria agro-química y la atribución de presupuestos públicos que permitan la independencia total de la investigación de estos casos; exigimos la anulación inmediata de las patentes de semillas y de la monopolización de los seres vivos; exigimos la atribución de contribuciones públicas a los agricultores para facilitar su conversión a la agro-ecología».
Volver a apropiarse colectivamente de la vida
El grupo informal fundador del movimiento francés optó voluntariamente por un posicionamiento no partidario con el fin de evitar cualquier «apropiación» y también para permitir que tanto representantes electos como ciudadanos se sientan implicados con «este tema esencial y universal para el futuro del planeta».
A los ciudadanos presentes se les solicitó también continuar el combate a diario, «actuando allí donde puedan y como puedan: difundiendo la información independiente, si es posible comiendo productos naturales, locales y de temporada asumiendo al mismo tiempo sus responsabilidades en el espacio público».
Los miembros del grupo añadieron también que «tan solo apropiándose de nuevo de su alimentación y de su medio ambiente, el ciudadano será protagonista del cambio!»
Por último, se trata simplemente de apropiarse de nuevo de lo vivo para apropiarse de nuevo de la vida. Para Tami, la madre americana, «la verdadera belleza de esta marcha mundial contra Monsanto reside finalmente en el hecho de que durante un día todos nosotros éramos ciudadanos del mundo, dejando por un momento de lado lo que nos divide de costumbre…»
Un estilo de universalidad que no puede más que animar a estos nuevos ciudadanos globales, a los organizadores parisinos que ya vislumbran una acción potencial en octubre o incluso antes, según la determinación de la gente. Hasta entonces, se solicita a todos los «ciudadanos responsables y alertas» que se organicen en grupo para aprender de nuevo a convertir la política en un objeto público y garantizar que «el mundo de Monsanto nunca sea el nuestro!»
Fuente: Blog Médiapart, B. Sourice, 27 de mayo de 2013
Artículo original: http://www.combat-monsanto.org/spip.php?article1013
Traducción realizada gracias al apoyo de Mondo Agit y el traductor Enrique Díaz Santana
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