¿Cuáles son los beneficios de no ir al colegio para los partidarios del unschooling (educación por iniciativa propia)?
Publicado el 28 de febrero de 2012, por Peter Gray en Freedom to Learn
Hace cinco meses, en septiembre de 2011, publiqué un artículo presentando a los lectores el movimiento del unschooling e invitando a las familias partidarias de este movimiento a participar en una encuesta. En el cuestionario, que se publicó en la página web de Pat Farenga (Learning Without School) y de Jan Hunt (Natural Child Project), le pedía a estas personas que nos contasen un poco sobre su familia, incluyendo la edad y el sexo de cada hijo o hija, el trabajo de los padres y el historial de enseñanza (en familia o por iniciativa propia) de cada niño. También pedía a los participantes que definiesen el unschooling según lo practican en su casa, que describiesen el camino que les llevó a ello y que nos contasen los mayores retos y beneficios de este movimiento en su familia. Mi colega Gina Riley (profesora adjunta de educación especial en Hunter College) y yo hemos estado trabajando en el análisis de los resultados y en la preparación de un informe para ser publicado en una revista educativa.
Mi intención es presentar un informe más informal de los resultados de la encuesta. En este primer informe presento algunas estadísticas generales sobre las familias que respondieron, para después centrarme en sus definiciones de la educación por iniciativa propia y sus afirmaciones sobre las ventajas de ésta. En informes posteriores me centraré en cómo llegaron a este movimiento y en sus mayores retos. Lo que sí puedo hacer aquí, que no seré capaz de hacer en un artículo académico más formal, es presentar muchas de las citas de los cuestionarios. Muchos de los participantes son escritores elocuentes, que no tuvieron problemas en plasmar su entusiasmo por este tipo de educación con sus propias palabras.
¿Quién participó en la encuesta?
En total 254 familias participaron en la encuesta. Sin embargo, en 23 de estas familias el hijo o hija mayor no había alcanzado aún la edad escolar (que nosotros establecimos en 5 años) y decidimos no incluir a estas familias en nuestro análisis principal. Esto nos dejó con 231 familias. De estas, 186 eran de Estados Unidos, 19 de Canadá, y las 26 restantes de otros países, principalmente de Europa. Los participantes de EE.UU provenían de 34 estados diferentes, siendo los más frecuentes California (23), Nueva York (14) y Oregón (10).
De las 231 familias, 48 tenían un hijo o hija, 104 tenían dos, 51 tres y el resto cuatro o más. En la mayoría de las familias (220), la persona que rellenó el cuestionario fue la madre; en nueve familias fue el padre, y en dos familias uno de los hijos (ahora adulto). La mayoría (209) de las familias parecían ser familias biparentales (según pudimos deducir de los cuestionarios), con ambos padres (o un padre/madre o padrastro/a) viviendo en casa. Veintiuna familias estaban encabezadas por madres solteras, y una por un padre soltero.
En cuanto al empleo, alrededor de la mitad de las madres se identificaba como amas de casa (con frecuencia con trabajos a tiempo parcial) y el resto estaban divididas entre la mitad que trabajaban como profesionales de algún tipo, emprendedoras autónomas y «otros». La gran mayoría de los padres trabajaban a jornada completa y también se dividían entre profesionales, emprendedores autónomos y otros.
A cualquier persona que lea este informe le debería quedar claro que esta no es una muestra aleatoria de todas las personas que siguen el sistema del unschooling. Al contrario, los participantes son aquellos que de una manera u otra encontraron la encuesta y se molestaron en rellenarla y mandármela por correo electrónico. Se podría deducir que, en conjunto, estas personas se encuentran entre las más apasionadas por este tipo de educación, aquellas que están deseosas de compartir sus experiencias. Las declaraciones generales que hago aquí se aplican tan solo al grupo de personas que respondieron y no al total de la población que participa en la educación por iniciativa propia.
¿Cómo definieron los participantes la educación por iniciativa propia?
En mi publicación anterior, en la que anuncié esta encuesta, definí la educación por iniciativa propia sencillamente como una no escolarización. Lo expliqué diciendo que: «Aquellas personas que participan en la educación por iniciativa propia no mandan a sus hijos al colegio y no hacen en casa los tipos de cosas que hubiesen hecho en el colegio. Más específicamente, no establecen un plan de estudios para sus hijos, no obligan a sus hijos a hacer deberes específicos con el objetivo de educarlos y no examinan a sus hijos para medir su progreso. Al contrario, les dan a sus hijos libertad para seguir sus propios intereses y para aprender, a su manera, aquello que necesiten saber. También proporcionan, de diferentes maneras, un contexto y un apoyo ambiental para su aprendizaje. La vida y el aprendizaje no ocurren en un vacío, ocurren en el contexto de un entorno cultural y los padres ayudan a definir y a conectar a sus hijos con ese entorno».
En la encuesta, uno de los puntos era: «Describa brevemente cómo define su familia la educación por iniciativa propia. ¿Cuál, si la tiene, es la responsabilidad que usted, como padre o madre, asume en la educación de sus hijos? [Pregunto simplemente por generalizaciones. Puede que pida más detalles en una futura encuesta.]».
Fundamentalmente todos los participantes hicieron hincapié en el papel de sus hijos en la dirección de su propia educación y en señalar que no hay diferencia entre la educación y la vida. Sin embargo, las respuestas fueron variadas en las descripciones del papel de los padres. Clasificamos las respuestas, de manera algo arbitraria, en tres categorías, a las que simplemente me referiré como Categoría 1, 2 y 3, según el grado en el que mencionaron papeles deliberados que los padres tomaron para guiar y/o motivar la educación de sus hijos. Debería enfatizar que estas categorías no tienen nada que ver con el grado en que los padres se involucran en las vidas diarias de sus hijos, sino simplemente en el grado en que la implicación, según las descripciones de los padres, se dirigió deliberadamente hacia la educación de sus hijos. [Véase la nota 1 al final del artículo.]
Según nuestra clasificación, 100 (43%) de las respuestas entran dentro de la Categoría 1. Estas fueron las respuestas que hicieron mayor hincapié en el papel de los hijos y no describieron actividades de los padres con el objetivo específico de educar al hijo o hija, aparte de responder a los deseos o la dirección del niño/a. Como ejemplo, un participante en esta categoría escribió: «La educación por iniciativa propia significa libertad en el aprendizaje y en la vida. Dejamos de lado los paradigmas y normas establecidas en cuanto a la educación y confiamos en nuestros hijos para que se abran camino en su propia educación. Todo lo que quieren experimentar tiene valor. Confiamos en ellos.» Otro escribió: «Para nosotros la educación por iniciativa propia significa que no hay ningún plan de estudios, agenda, horario u objetivos que cumplir. Los niños son responsables de lo que aprenden y de cómo y cuándo lo aprenden.»
Según nuestra clasificación, 96 (42%) de las respuestas entran dentro de la Categoría 2. Esta categoría solo se diferencia de la 1 en que mencionaron algún papel deliberado de los padres al guiar o motivar la educación de sus hijos. Por ejemplo, una persona en esta categoría escribió: «Definimos la educación por iniciativa propia como la creación de un entorno enriquecedor para nuestros hijos, en el que el aprendizaje natural y sus pasiones pueden florecer. Queremos que nuestra vida se centre en la conexión con nosotros mismos, con nuestros intereses y pasiones, con una vida feliz juntos… Como padre, soy el compañero y el guía más experimentado de mis hijos y les ayudo a acceder a materiales y personas a las que puede que no tuviesen acceso de otra manera. Les presento cosas, lugares y personas que creo que pueden ser interesantes para ellos, pero no los empujo ni me siento rechazado o desalentado cuando no les parece interesante…»
Finalmente, 35 (15%) de las respuestas entraron en la Categoría 3. Estas respuestas podrían considerarse a mitad de camino entre la educacion por iniciativa propia y lo que a veces se llama «educación relajada en casa». Los padres en estos casos parecían tener ciertos objetivos educativos específicos en mente para sus hijos y parecían trabajar deliberadamente para conseguir esos objetivos. Por ejemplo, en esta categoría una persona escribió: «Creemos que, en su mayor parte, debemos animar a nuestra hija a que explore temas que le interesan, y es nuestra responsabilidad como padres poner a su disposición oportunidades de aprendizaje… Normalmente le pido que aprenda algo o que haga algo nuevo o algo educativo todos los días (o le explico por qué es tan bueno aprender algo nuevo todos los días).»
¿Cuáles son las ventajas de la educación por iniciativa propia para estas familias?
La pregunta sobre las ventajas fue la última pregunta del cuestionario. Se redactó de la siguiente manera: «¿Cuáles son las mayores ventajas de la educación por iniciativa propia para tu familia?» Esta fue la pregunta que originó las respuestas más prolíferas y elocuentes. Las categorías más comunes de ventajas fueron las siguientes:
1. Ventajas en el aprendizaje del niño. Al menos 132 de los participantes (el 57% del total) mencionaron beneficios que se corresponden con esta categoría. Dijeron que sus hijos aprendían más, o más eficazmente, o aprendían materias más pertinentes, o tenían más ganas de aprender si lo hacían por ellos mismos que en la escuela o siendo escolarizados en casa. Muchos de los participantes en esta categoría dijeron que la curiosidad y entusiasmo de su hijo se habían mantenido intactos, ya que el niño estaba a cargo de su propio aprendizaje.
2. Ventajas emocionales y sociales para el niño. Al menos 116 participantes (el 50% del total) mencionaron ventajas que se corresponden con esta categoría. Dijeron que sus hijos eran más felices, tenían menos estrés, más confianza, eran más agradables o socialmente más extrovertidos que si fuesen al colegio o si fuesen escolarizados en casa. Muchos de los participantes en esta categoría hicieron referencia a las ventajas sociales: sus hijos interactuaban con gente de todas las edades en la comunidad, no solo con niños de su edad como lo harían en la escuela.
3. Intimidad familiar. Al menos 131 participantes (el 57% del total) mencionaron ventajas que se corresponden con esta categoría. Escribieron que gracias a la educación por iniciativa propia podían pasar más tiempo en familia, hacer lo que quisieran juntos y que la ausencia de problemas debidos a los deberes u otros temas escolares promovía una relación familiar cálida y harmoniosa.
4. Independencia familiar del horario escolar. Al menos 84 (un 36% del total) señalaron beneficios que se corresponden con esta categoría. Dijeron que el no depender del horario escolar permitía a los niños y a toda la familia operar de acuerdo con un ritmo más natural, que ellos mismos elegían y hacer viajes que de otra manera hubiesen sido imposibles de realizar. Algunas personas mencionaron que gracias a esta libertad, sus hijos podían conseguir trabajos o participar en proyectos de la comunidad que hubiesen sido imposibles de realizar si hubiesen tenido que estar en el colegio todo el día.
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En lo que queda de publicación, voy a pegar las 33 citas, extraídas del cuestionario, sobre las ventajas de la educación por iniciativa propia. Las citas reflejan las opiniones y el entusiasmo de estas familias mucho mejor que cualquier paráfrasis. Ya que muchos de ustedes no van a leer toda la lista de citas, apuntaré aquí (en lugar de al final) que agradezco cualquier comentario y preguntas que puedan tener. En el caso de que la tenga, ¿cuál es su experiencia con la educación por iniciativa propia? ¿Cree que podría funcionar con su familia? Si hiciese una encuesta sobre familias que participan en este tipo de educación, ¿qué le gustaría preguntarles? Este blog es un foro abierto al debate y valoramos y tomamos en serio sus opiniones y conocimiento. Como siempre, preferiría que publicasen sus comentarios y preguntas aquí en vez de mandarme un correo privado. Al publicarlos aquí, los comparten con otros lectores, no solo conmigo. —Ahora, siga leyendo—
Una muestra de citas sobre las ventajas de la educación por iniciativa propia
Cada cita procede de un cuestionario diferente.
• «Vaya… ¡la lista podría ser interminable! Más tiempo juntos, menos peleas, ver a nuestra hija pasarse horas absorta en cosas a las que se dedica porque quiere, verla dormir lo suficiente y no ponerse mala con virus de los que solía contagiarse en la escuela, explorar museos y otros recursos de la comunidad juntos, hablar en familia todos los días, no tener que correr por las mañanas, no tener deberes ni funciones obligatorias en el colegio, no estar en un entorno escolar con deficiencias, no tener que preparar la comida para el colegio, no tener que rellenar papeles todos los días, no tener que recaudar fondos, ver que nuestra hija es feliz tal como es y con lo que hace, no preocuparnos por los exámenes/las notas/la opinión del profesor, gastarnos el dinero que teníamos que pagar en la matrícula o en materiales escolares en cosas que de verdad quiere aprender. Aunque la mayor ventaja es nuestra relación familiar. ¡Qué gran diferencia ahora que tenemos tiempo para pasar juntos! La escuela no solo la mantenía ocupada a ella [a nuestra hija]; agobiaba a toda la familia.»
• «Niños que están contentos, a los que les encanta aprender, creativos, autodidactas, apasionados, entusiasmados, juguetones, inquisitivos y curiosos. Hermanos que son grandes amigos. Un vínculo familiar cercano entre todos nosotros. Mucho tiempo para pasar juntos. La habilidad de experimentar y explorar el mundo.»
• «Vaya, las ventajas son enormes. …Una curiosidad para toda la vida, unidad familiar, un éxito extraordinario ahora que mis hijos están entrando en el mundo académico y empezando sus carreras, y el fortalecimiento que surge al ser uno mismo en un mundo que nos dice inexorablemente que solo somos nuestro físico o lo que tenemos. Lo veo todos los fines de semana cuando mis hijos vienen de la universidad y cuando mi hija, que es bióloga investigadora, vuelve del trabajo. La sobremesa continúa mucho después de la cena, y hablan de sus intereses ciertamente esotéricos y bromean como solo aquellas personas que se quieren pueden hacerlo. Aun como adultos, se alejan de la mesa para ir a trabajar juntos en algún proyecto, algo que les ha unido durante años. Cuando el día se acaba, se reúnen en el porche, sin querer marcharse, aún conversando, haciendo planes y riéndose. No me puedo imaginar una mayor fortuna.»
• «Disfrutar de una vida familiar en lugar de una vida centrada en una institución ha sido la mayor ventaja de la educación por iniciativa propia. El niño que prefiere levantarse más tarde lo puede hacer y al que le gusta madrugar también puede hacerlo. No tenemos que organizar nuestra vida alrededor del horario del colegio. Nuestros hijos aprenden todo el tiempo, en lugar de ser entrenados para aprender una asignatura en un espacio de 50 minutos. Somos muy afortunados de vivir en un lugar y en una época en la que podemos disfrutar de la libertad de esta educación.»
• «La otra gran ventaja es que mis hijos tienen un amor por el aprendizaje y por la vida, y este amor nunca ha sido destruido por la escuela convencional. No tenemos las luchas de poder que otros padres parecen tener sobre la hora de irse a dormir o los deberes… Al fin y al cabo, una relación feliz no debería basarse en problemas de poder. Puedo decir sinceramente que nos hemos librado de eso y que pasamos nuestro tiempo juntos en familia, no porque nos veamos obligados a hacerlo, sino porque lo disfrutamos y nos queremos. ¿Qué podría ser mejor que eso?»
• «Ver a los niños aprender de manera natural y a su propio ritmo, sin forzarles. Ver la cantidad de creatividad e imaginación que mis hijos tienen porque no tienen que adaptarse y hacer lo que hacen los demás. Verlos involucrase e interesarse en temas que nunca hubiese imaginado.»
• «Cuando estoy con amigos que tienen hijos en la escuela me sorprende cuánto centran sus vidas alrededor de ésta. Acuéstate para levantarte temprano para poder llegar a tiempo, prepara la comida, vuelve a casa para poder hacer los deberes, organízalo todo para tenerlo preparado al día siguiente. Hay tantos desacuerdos y peleas por todo esto -PUAG. No tener un horario y tener que atosigar a todo el mundo para que lo siga te cambia la vida.»
• «Los niños pueden ahondar en las materias que les importan, pasar más tiempo en aquellos temas que les interesan… Pueden participar en la vida real, aprender habilidades útiles en la vida real, conversar con gente de todas las edades. No tienen que malgastar su tiempo estudiando, o con deberes aburridos, teniendo que trabajar por encima o por debajo de sus habilidades, o en dinámicas de poder desagradables con adultos con los que no tienen conexión alguna. Pueden ser ellos mismos, aprender sobre sí mismos y convertirse en quienes quieren ser de verdad.»
• «El mundo, con todas sus fantásticas oportunidades, es el patio de recreo de mis hijos. Mi marido y yo estamos convencidos de que nuestros hijos tienen la libertad y la oportunidad de explorar y seguir sus intereses y cuando maduren y tengan que trabajar, tendrán una mayor oportunidad de saber de verdad que les gustaría hacer y encontrarán sus carreras y sus vidas adultas tanto útiles y agradables.»
• «Ver a nuestra hija relajarse y disfrutar sus días es sumamente satisfactorio, especialmente teniendo en cuenta sus últimos años en el colegio. La liberación de la escuela y sus expectativas, la libertad para ser, vivir, ha sido liberador para todos nosotros.»
• «Ver a mis hijos aprender fácilmente. He visto a mi hija de cinco años aprender a leer y a escribir ella sola. Fue la cosa más increíble que he visto, parecía que estaba descifrando un código.»
• «Las mayores ventajas han sido el ver florecer la creatividad de nuestras hijas, su habilidad para pensar fuera de la norma cuando surgen problemas, su ingenio y su auténtico deseo de hacer preguntas y aprender todo lo que pueden del mundo que les rodea. También el verlas internalizar la lección de que cometer errores es algo necesario y maravilloso que sirve para crecer y seguir aprendiendo, lo que significa que ven los errores como una parte positiva y necesaria de su educación. No tienen miedo de intentar cualquier cosa.»
• «¡Confianza! El camino de la educación por iniciativa propia me ha enseñado a confiar en mis instintos y a confiar en que mis hijos saben lo que es mejor para ellos. No existe la vida perfecta, pero los errores son un espejo para ver lo que podríamos haber hecho de manera diferente y qué decisiones tomaremos ahora que poseemos ese conocimiento.»
• «La lista es infinita: Lo más importante: que el aprendizaje era sencillamente una parte normal de la vida cotidiana, tan natural y necesario como la respiración, nunca algo limitado a un lugar o momento específico. Pero también: poder pasar tanto tiempo juntos, conociéndonos mejor. Poder viajar siempre que queríamos (útil cuando las niñas empezaron a competir en esgrima, nunca nos teníamos que preocupar del permiso del colegio). Que las niñas eran las DUEÑAS de su aprendizaje, a pesar de las dudas ocasionales, cuando se hicieron adultas, supieron cómo seguir aprendiendo aquello que les interesase porque es lo que habían hecho durante toda su vida. Que las niñas crecieran siendo curiosas y pudieran dejarse llevar por esa curiosidad. Que las niñas no tuvieran que someterse a los libros de texto y pudiesen leer lo que todavía creemos que son libros «de verdad». Que aprendieran por sí mismas a organizar y priorizar su tiempo y energía para hacer cosas. Que teníamos el tiempo libre no solo para aprender lo que queríamos cuando queríamos, sino para descubrir la mejor manera de aprender, que podía cambiar cada año y con cada materia. Que nadie tenía que pedir permiso para ir al baño. Que podíamos comer mientras estábamos leyendo si queríamos.»
• «La curiosidad que tenía con 3 o 4 años todavía sigue ahí. Piensa que la vida es interesante y divertida, confía firmemente en tener capacidad para hacer cualquier cosa que desea.»
• «Una gran reducción de estrés para nuestros hijos y para mí… ser capaz de dormir y comer siguiendo su horario natural… aprender a su propio ritmo, tal y como funciona mejor para ellos, la información y las habilidades que ellos quieren aprender, y por lo tanto, ¡disfrutar del aprendizaje!
¡Libertad! [Mis hijos] pudieron vivir libres y florecieron como individuos. Tuvieron el tiempo suficiente para descubrir quiénes eran, lo que les gustaba e interesaba; tuvieron la oportunidad de aprender y hacer todo tipo de cosas interesantes que los niños de la escuela normalmente no tienen tiempo para hacer; no tuvieron que sufrir bullying (acoso escolar) ni amenazas (de los maestros) en el colegio; y tenían un grupo de amigos que aprendía en casa que eran y son muy simpáticos, en general felices y optimistas, amables, gente interesante e interesada.»
• «Otra gran ventaja es que el nivel de estrés [de mi hijo] es mucho más bajo, y es feliz. Me di cuenta de que al mantenerlo en el colegio estaba reprimiendo su creatividad, su pasión, y enseñándole que tiene que olvidarse de esas cosas y ajustarse a lo que la sociedad piensa que es lo que debe aprender… Él quiere trabajar y ganar dinero, y ahora puede contribuir a la sociedad de un modo valioso, en vez de pasarse todo el día en un aula.»
• «Recuperé a mi hijo. El colegio quería «diagnosticarle» algo que no tenía… él es muy creativo, un niño extremadamente sensible que tiene mucho que ofrecer al mundo simplemente como él es… Nunca ha tenido ningún problema llevándose bien con los otros niños. Hace amigos allá donde va y todavía está en contacto con sus amigos del colegio. La educación por iniciativa propia ha sido una bendición para nosotros, el estrés de mi hijo (y el mío) ha desaparecido y esto le permite alcanzar su felicidad… y crear, imaginar y pensar por sí mismo. Lee mucho mejor ahora que cuando estaba en el colegio.»
• «Un ejemplo es el control. Mi hija pequeña siempre está peleándose para tomar el control; en cualquier momento puede empezar una pelea por el control. Al permitir que su educación sea su elección y responsabilidad, tenemos una relación mucho mejor y usa su energía para aprender en vez de pelear. (Al fin y al cabo, ya nos peleamos bastante para que se lave los dientes y se ponga la ropa más apropiada según el clima).»
• «Me siento como si estuviese respondiendo a una pregunta sobre las ventajas de la respiración. No tenemos que establecer un horario, asumir, juzgar, dirigir o evaluar ansiosamente. Solo tenemos que conocernos los unos a los otros. Mi hijo puede vivir una vida centrada en lo que le gusta en ese momento.»
• «Me encanta ver a mis hijos crecer, aprender y hacer preguntas. Me encanta tener una cosa menos de la que preocuparme (encontrar tiempo para la «escuela») y me encanta poder saltarme el plan de estudios. También veo a otros padres que educan a sus hijos en casa según un plan y me siento mal por su estrés y preocupación constante. (¿Está mi hijo aprendiendo lo suficiente? ¿Escogimos el plan correto? ¿Cuánto cuesta la educación en casa?) Veo que las personas que siguen una enseñanza tradicional en casa están consumidos por el estrés que se crean ellos mismos. ¿No saben que sus hijos aprenderán a pesar de ellos?.»
• «Sin lugar a dudas, la relación con nuestros hijos ha mejorado. Nunca hemos pasado la típica angustia o rebelión adolescente que se asegura que es normal. Yo creo que no es normal. Si construyes una vida familiar en la que los miembros trabajan juntos y se ayudan los unos a los otros, que se centra en el aprendizaje feliz, es difícil NO llevarse bien y disfrutar de la compañía de los demás. Los colegios tienen un modo insidioso de enfrentar a los padres con los hijos y deteriorar la relación que podría surgir fuera de ese ambiente. Cuando los niños, y todo el mundo en realidad, pueden relajarse y disfrutar de la vida y aprender y seguir sus intereses, son felices. Cuando las personas son felices, se llevan mejor, trabajan juntos y se inspiran los unos a los otros, aprenden los unos de los otros y crecen más fuertes y sanos. Todo eso afecta también a la vida en matrimonio y a todas las relaciones familiares, incluyendo a los hermanos. Sabía sin lugar a dudas que el aprendizaje se produciría y que sería maravilloso. No esperaba la completa diferencia en nuestra relación con nuestros hijos, en comparación con cómo pensaba que iba a ser según lo que vi en otras familias con hijos en el colegio.»
• «Ver crecer, en vez de disminuir, el interés de nuestros hijos en el aprendizaje, y verlos usar su conocimiento regularmente en conversaciones y cuando juegan con otros, en lugar de «deshecharlo» después de un examen.»
• «La felicidad y alegría que experimentamos cada día es la mayor ventaja. Nuestras vidas están en su mayor parte libres de estrés ya que las vivimos como queremos, al tomar decisiones que nos hacen sentir bien. Tenemos una relación muy cercana basada en el amor y la confianza y el respeto mutuo. Como educadora, veo que mi hija tiene una capacidad de pensamiento crítico impresionante que muchos estudiantes de universidad no tienen… Mi hija vive y aprende en el mundo real y le encanta. ¿Qué más podría pedir?.»
• «Viendo a mis hijos adultos, puedo ver que ambos están firmemente motivados, son mucho más sociable y extrovertidos que yo a su edad, viven vidas que se han creado a través de sus intereses y talentos. Eso es profundamente satisfactorio. Además, tenemos una fuerte conexión que ha crecido directamente de nuestras experiencias compartidas durante su infancia.»
• «He visto florecer la pasión de mis hijos. Son felices y expresivos y están orgullosos de ellos mismos y de sus proyectos. Saben mucho más que sus compañeros del colegio. Tienen una mentalidad que no se ve obstaculizada por la negatividad o por limitaciones, algo mucho más común en los niños de su edad en el colegio. Tienen una gran imaginación.»
• «Mis hijas son muy creativas y artísticas, les gustó la universidad mucho más (eso me dijeron) que a sus compañeros, que estaban hartos de las instituciones. Son críticas y tienen una mente para la ciencia, y son personas éticas.»
• «La educación por iniciativa propia salvó la autoestima de mis dos hijos por distintas razones. [Mi hijo] fue clasificado como un «niño malo» en el colegio, y si hubiese seguido por el camino que iba (con el colegio y los maestros abiertamente hostiles hacia él), el daño que el colegio le estaba causando le hubiese llevado a automedicarse con alcohol y drogas al llegar al instituto. Cuando lo sacamos del colegio, no solo volvió su autoestima sino que la relación cercana y de confianza que teníamos antes de que fuese al colegio volvió. [Mi hija] fue diagnosticada con dificultades del aprendizaje y me dijeron que nunca leería al nivel de su clase y que siempre necesitaría servicios especiales. Mantenerla fuera de la escuela y dejarla aprender a su propio ritmo evitó que viviese sintiendo que era tonta.»
• «Este tipo de educación no es la panacea que evita la infelicidad o cualquier dificultad; es importante no simplificarla demasiado o romantizarla. Nuestras hijas han tenido problemas y peleas como todos los adolescentes en nuestra sociedad. Son extremadamente inteligentes y están bien educadas, pero creo que también lo serían si hubiesen ido al colegio. Creo que la mayor diferencia es que se conocen mejor de lo que yo me conocía con su edad. Puede que estén más cerca de su verdadero camino en esta vida. Eso es lo que nosotros esperamos y si resulta ser verdad, entonces ha merecido la pena.»
• «Solo los niños pueden responder a esto. Para nosotros como padres la felicidad de nuestros hijos es la única ventaja que necesitamos. Ahora nuestros hijos tienen a sus propios hijos y también han elegido la educación por iniciativa propia. Se enfrentan diariamente a una vida que es totalmente diferente de lo que nos afectaba a nosotros durante su infancia.»
• «La paz, la alegría, la confianza entre nosotros supera todo lo que me imaginé que era posible en la relación entre padres e hijos. ¡Ver [a mi hija] ser quien ella realmente es! Su autoestima, su curiosidad, la alegría con la que vive son todas fuertes características que creo que habrían resultado heridas en el colegio. Verla involucrarse en cosas que le interesan ha sido una lección en sí misma para los adultos de su vida, es el ser humano más centrado que he conocido en mi vida. Puede trabajar durante horas en algo que es importante para ella, nada que le interesa es «duro» o ni siquiera «trabajo», así que mi lenguaje no es correcto. (Aunque estoy segura de que si estuviese en el colegio, le habrían diagnosticado con déficit de atención).»
• «La felicidad de mi hija, su curiosidad, su amor por explorar, su libertad. Nuestra libertad como familia, la naturaleza cooperativa de nuestra relación y la confianza entre nosotros sigue estando intacta.»
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Artículos relacionados: Informe II e Informe III de la serie.
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Nuevo libro en inglés, Free to Learn
Nota
[1] Nota añadida el 2 de marzo de 2012. En la versión anterior de esta entrada utilicé las etiquetas «unschooling radical», «unschooling moderado» y «unschooling relajado» para las tres categorías de modos en los que los participantes describieron sus prácticas de educación por iniciativa propia. Sin embargo, varios lectores señalaron que estos términos, especialmente el término «unschooling radical», tienen significados diferentes para la gente dentro de la comunidad del unschooling que los significados que formaban la base de nuestras categorías. Por lo tanto, simplemente cambié las etiquetas por Categorías 1, 2 y 3.
Artículo original en inglés: www.psychologytoday.com/blog/freedom-learn/201202/the-benefits-unschooling-report-i-large-survey
Artículo traducido del inglés por Celia Cordón Tovar y revisado por Jack Levy y José Raúl Gálvez Castro dentro del marco de traducciones gratuitas para asociaciones sin ánimo de lucro, PerMondo.
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