El placebo puede funcionar aun cuando las personas son conscientes de que es placebo
Publicado el 7 de enero de 2014 por Jeremy D. Safran en StraightTalk
Según un reciente artículo del New York Times, un nuevo estudio publicado en el New England Journal of Medicine muestra que los pacientes a los que se les efectuó una de las formas de cirugía de rodilla más común (artroscopia con el fin de reparar un menisco roto) no experimentaron mejor resultado que aquellos que recibieron un tratamiento consistente en placebo. En dicho estudio, se asignaron al azar pacientes con ruptura del menisco para ser sometidos ya sea a un procedimiento quirúrgico convencional o a uno simulado que consiste en hacer una incisión sin tocar el menisco. Un año después del tratamiento, la mayoría de los pacientes sometidos ya sea a una cirugía real o a un tratamiento con placebo manifestaron sentirse mejor. Es más, la mayoría de los pacientes en ambas condiciones dijeron que volverían a someterse al mismo tratamiento. Los investigadores de dicho estudio concluyeron que sus descubrimientos (teniendo en cuenta descubrimientos similares realizados en estudios anteriores) introducen grandes dudas sobre cuál es la práctica más adecuada en el tratamiento de problemas de rodilla.
Desde mi punto de vista, el hecho de que se haya descubierto que la mayoría de los pacientes a los que se les administró placebo tuviera la intervención como algo beneficioso es muy importante y quizás conceptualmente más intrigante. Los efectos del placebo han sido tema de discusión en la literatura médica desde los años 20, pero hasta los años 50, los investigadores no han comenzado a usarlo sistemáticamente en estudios especializados sobre la efectividad de tratamientos.
En el pasado, los investigadores estuvieron principalmente interesados en el efecto placebo como contraste, un agente químico inerte que cualquier tratamiento «real» debería ser capaz de superar. Sin embargo, el placebo ha resultado ser un contrastante tenaz. En los últimos años, el estudio del placebo se ha convertido en un campo de investigación propio.
Existe un número creciente de pruebas acerca del impacto positivo que puede tener el tratamiento con placebo. Especialmente cuando se trata de mitigar el dolor o de tratar trastornos gástricos, el trastorno de colon irritable, el síndrome de fatiga crónica, la enfermedad de Parkinson, psoriasis y otros trastornos de la piel, alergias, migrañas, depresión y trastornos de ansiedad. Entonces, ¿cuáles son los mecanismos por los que trabaja el placebo? Desde un punto de vista psicológico, sabemos que existe una gran cantidad de factores a tener en cuenta para saber hasta qué grado el placebo tendrá efecto, factores que van desde las expectativas de los pacientes de que el tratamiento sea beneficioso, hasta la calidad de su relación con el curador. Sin embargo, la investigación sobre mecanismos psicológicos subyacentes se encuentra en su etapa inicial en muchos aspectos. Desde un punto de vista biológico, la evidencia demuestra que los efectos placebo están relacionados con cambios a nivel de neurotransmisores. Finalmente, existe un gran número creciente de pruebas acerca de la relación de los efectos placebo con cambios en los patrones de imagen por resonancia magnética funcional (IRMf). Así, por ejemplo, la resistencia al dolor inducida por placebo mantiene correlación con la activación de áreas en el cerebro que también se activan cuando se contrarresta el dolor por medio de narcóticos.
Dada la evidencia creciente sobre el impacto y mecanismos de los efectos placebo, médicos e investigadores se enfrentan a una cuestión ética interesante. ¿Podemos justificar éticamente el tratamiento de pacientes mediante el empleo de sustancias o procedimientos cuando sabemos que su efecto se atribuye al efecto placebo? Desde luego, uno puede argumentar que cualquier tratamiento que consista en el engaño es éticamente inaceptable. Sin embargo, en la práctica, no es nada inusual que los médicos empleen intencionalmente tratamientos siendo conscientes de que se trata de placebo. De hecho, diferentes encuestas realizadas muestran que hasta un 50% de los médicos manifiestan haber usado placebo en su trabajo.
Con el fin de encontrar alguna manera de evitar este problema ético, se llevaron a cabo algunos estudios que examinaron si es posible tratar problemas con placebo eliminando el elemento del engaño. En el año 2010, Ted Kaptchuk y sus colegas llevaron a cabo un estudio en la Escuela de Medicina de Harvard en el que se sometió a pacientes con trastorno de colon irritable a un tratamiento de placebo y se les comunicó que se les iba a administrar “pastillas placebo, compuestas por una sustancia inerte, como pastillas de azúcar, pastillas que, mediante procesos de autocuración mente-cuerpo, habían mostrado en estudios clínicos mejorías importantes en los síntomas”.
Se descubrió que estos pacientes experimentaron el doble de alivio de los síntomas en relación con los pacientes que no habían recibido tratamiento alguno. En dicho estudio, Kaptchuk y sus colegas no engañaron a los pacientes, sino que fueron claros en cuanto al hecho que la pastilla estaba compuesta por una sustancia inerte. De todas maneras, es importante tener en cuenta que también se les informó a los pacientes de que, según pruebas realizadas, las pastillas inertes eran efectivas. Dados los descubrimientos que muestran que los pacientes se benefician del placebo, algunas de las cuestiones que surgen son:
1) ¿cómo interpretaron los pacientes la comunicación de los investigadores (es decir, hasta qué punto esperaban que las pastillas químicamente inertes les ayudaran)?
2) ¿hasta qué punto los investigadores creyeron que el placebo sería beneficioso bajo estas condiciones?
3) ¿hasta qué punto los investigadores transmitieron a los pacientes su creencia de lo beneficioso que sería el tratamiento?
4) ¿intervino en alguna manera la fe (o falta de ella) de los investigadores en la efectividad del placebo para el tratamiento?
Sin duda, la búsqueda de respuestas a cuestiones de este tipo ayudará a aclarar los procesos psicológicos y sociales mediante los cuales funcionan los tratamientos de placebo.
Artículo original: http://www.psychologytoday.com/blog/straight-talk/201401/its-all-in-your-head-or-is-it
Traducido por Selene Fernández, revisado por Adrián Pérez.
Deja una respuesta